MARIETA FUE A LLEVAR COMIDA A LOS SEGADORES

-¿Dónde vas Marieta, tan contenta?
-Voy a llevar comida a los segadores.
-Vigila. No te distraigas. No hay lobos, ni ladrones, pero hay pedruscos.

El camino del campo es muy pedregoso. El empedrado del suelo es muy traidor.
Hoyos, piedras.. hoyos ,piedras y de cuando en cuando zarzas punzantes en los márgenes que te pueden hacer, distraer, resbalar, perder el equilibrio y en el suelo verás Santos que se comerán la comida que llevas en la marmita. Marieta se ríe.

-Iré con cuidado Tonet. Vigilaré donde pongo los pies. No miraré las estrellas ni las moras de los lindes del camino.

Sube la Marieta como un rayo por la calle del Canyamàs Al llegar al río de Rilau pone los pies sobre las mojadas piedras del riachuelo para atravesarlo y ella y la marmita ,comienzan a bailar como unas peonzas sobre el agua hasta que oye un “catacrac” metálico muy fuerte y…¡comida río abajo…!.
No sabía si llorar o reír. Primero reír y después llorar.
¿Qué hará la Marieta?
Regresa a casa. A su madre no le gustó nada.
En el puchero queda más agua que patatas. Panceta? En la despensa sí, en el puchero poca. Con un poco más de fuego, volveremos a hacer una comida ,un poco más clara, pero sabrosa y a volver a empezar…

-¡Vigila ,gruñona, y vuelve a bailar sobre las piedras del río…!
-¡Iré con cuidado, madre. No caeré si los ángeles no me dejan caer !

Los segadores estaban exhaustos;-mucho trabajar y poco comer va “contra natura”, dice el Joan. Recogemos. Se cobijan a la sombra de una morena. Un trago de vino les hará pasar la gana esperando entre tanto a la “borde” Marieta.
Explicaciones, excusas y perdones, volverán la harmonía entre todos.
Rápidamente acabaron con la comida, la panceta y la butifarra. Una larga siesta a la sombra de una morena, restaurará las energías que la poca y clara comida les ha dado. Y después el trigo pagará las consecuencias cayendo de forma contundente. Lo atarán en manojos y con los manojos harán las morenas. ¡Y suerte que habrá una buena cosecha de trigo ! . Las espigas están granadas y bien granadas.
Y con la esperanza de tener buen pan, recogen y se van para casa.
Y así es cómo se conforman y acaba la historia de la Marieta, de la comida y de las morenas de trigo.

Josep Sentenach Fortet
Gavàs,18 de Julio del 2007

 

 
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